domingo, mayo 07, 2017

Oda a una Mujer Malvada

¿Igual de falaces mi amor
desespero y esperanza,
como lo dejó escrito el héroe,
mártir de una Rusia blanca?

¿Me engaña, mi amor, me miente
la esperanza que me embarga
amor de poder tocarte
tras la grande marejada?

¿Es posible una certeza
en las cuitas de amor? ¡dime anda!
Dime amor lo que quiero oír,
lo que anuncia mi alma en calma

al cabo de la zozobra
y de largas noches blancas
¡ay! como un flan, todo nervios,
mientras conjuro a las Parcas

Y me llegó al fin la respuesta
la de un alma serenada
que se relajó y sosegó
¡y se fueron los fantasmas!

Y me puse a esperar, a mirar
el Tiempo que pasa y pasa
en el reloj de arena mi amor
de una mirada/interior clara

Y en la Ciencia de la Mujer
más excelsa, la más alta,
en la que arden mis versos
¡Alquimia de amor sagrada!

Y era una ciencia amor de ti
de lo que tu me ocultabas,
ciencia de amarte y poseerte
¡corza azul de alta montaña!

y era el arte de descifrar
tus ardides y tus mañas
tus secretos y silencios
y esas ausencias tan largas

tus cálculos y proyectos,
tus prontos de niña mimada
y esos sueños que te llevan
mirando por la ventana

al cielo por los visillos
cuando estás tú sola en casa
de noche a oscuras, dí que sí
¿o acaso crees que me engañas?

Que me chupo el dedo amor
con esos cuentos de hadas
con esos filmes vodevil
con los que tu amor disfrazas

Mujer tímida y hogareña
que a veces parece mala,
y mujer/mujer a la vez
¡malvada entre las malvadas!


¡Sol del Norte años noventa!
la vida me sonreía
y me lo ocultaba mi amor
una honda melancolía

y un poso amor de tristeza
que me legó el Mediodía
¿o que alimentaron en mí
mil fregados y fatigas?

Me hice hombre en el Norte mi amor
perdido amor entre dunas,
en estas costas de Flandes
y en la magia de unas runas

Se hizo hombre, mi amor -¡milagro!-,
aquel joven que sonreía
de un sonreír laborioso
restañándose aún las heridas

y cansado ya de llorar
por una patria en ruinas
que me llevÓ amor hasta el borde
de la auto-inmolación suicida

Y salí ufano amor del paso
¡manes de la Diosa Fortuna!
que se es amor lo que se es
en glorias y en desventuras

y si yo salté el Rubicón
-¡que todos me disuadían!-
hoy cruzo el río del Tiempo
amor, para hacerte mía

sin testigo entre cielo y tierra
más que una estrella divina
que me guiará amor hasta ti
perdido amor entre brumas

viajando a tientas, a ciegas
a lo hondo de la noche oscura
hasta que en un claro del bosque
brille amor tu luz de luna

del brillo de marfil mi amor
de tu cara blanca y linda,
de ese blancor tan divino
de tu piel y dientes ¡Bruja!

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