martes, junio 20, 2017

YNESTRILLAS, EL EJÉRCITO DE LA VICTORIA Y EL PAPA ARGENTINO

El desenlace de la Segunda Guerra Mundial llevó a la rendición -pactada, por mediación vaticana- del régimen de Franco a los aliados vencedores de los nazi fascismos, entre ellos la Unión Soviética. El ejército de la Victoria fue desde entonces un ejército rendido, en proceso de desmilitarización -y de desfalangistización- y de desarme (y de desguace) proseguido sin pausa ni descanso las décadas que se seguirían. Y esa rendición del régimen y de su pilar fundamental, el estamento castrense, da la clave e de explicación de la evolución del régimen y de la sociedad española en al posguerra. Y en particular de ese transbordo ideológico masivo de los hijos de la generación que ganó la guerra -y en particular de los hijos de los militares- que les llevó a abrazar masivamente las banderas de los vencidos del 39 (ganadores en el 45) Y eso me explica a mi también -en parte al menos- la evolución ideológica de Ricardo Ynestrillas crecido en un medio militar y en casas de militares (del ejército de Tierra) , y de una familia de tradición militar. El autor de estas líneas, por su parte, es hijo de un militar del ejército del Aire que vivió y murió en el seno de la institución, en un rango no obstante relativamente subalterno (escala auxiliar técnica de ayudantes de ingenieros aeronaúticos) y donde ese fenómeno se vivió sin duda con mucha menos intensidad y difusión, que en niveles superiores del escalafón. Que como le dije a Blas Piñar -al despedirnos- la última vez que le vi (pecando de sinceridad tal vez) en su domicilio de Puerta Hierro, donde me recibió hospitalario a principios de la década de los noventa, “los que nos daban clases de marxismo en la universidad eran los hijos de los generales” Lo que nunca me perdonaría
Acabo de veme atacado en un comentario a una entrada mía en este blog de hace casi dos años que dediqué a Ricardo Saenz de Ynestrillas. No sé si se trata alguien próximo de él y de su posturas, o de el mismo interesado porque a fe mía que utiliza un mismo lenguaje (inconfundible) -”frikifachas”, “pretridentinos” (etcétera, etcétera)- y sobre todo viene a hacerme el mismo reproche que el susodicho me hizo hace ya años por vuelta del 2011 en mi antiguo blog de Periodista Digital, a saber, el servirme de su nombre, el suyo y el de los suyos para hacerme publicidad o para hacerme un nombre yo mismo (como si todavía no lo tuviera)

 Digamos que prefiero dejar lo personal de un lado y afrontar de cara el desafío que ese ataque anónimo me plantea. En el plano ideológico tanto o casi tanto como en el plano personal. Acabo de darme de bruces en Internet con unas declaraciones recientes de Ricardo Sáenz de Ynestrillas a un medio emblemático de la izquierda digital en las que declara haber votado por Pablo Iglesias y en las que se muestra un podemista convencido. Es su derecho (democrático) sin duda alguna, y el nuestro también el poner de relieve o al destape la linea de circunvalación -por expresarlo con eufemismos- de su trayectoria en política.

¿Acaso otros no evolucionaron, o no evolucionamos? Me soltará tal vez un aprendiz de brujo de los que leerán esta entrada. Sin duda alguna, pero no nos embarga menos el sentimiento que algunos vienen ahora a descubrir el evangelio o a inventar la pólvora, proclamando cosas, posturas, que algunos desechamos en lo que tenían de caducas, de otra época, en un plano histórico o ideológico, hace ya varias décadas. Y en un plano espiritual sobre todo, o si se prefiere religioso. Porque ahí es tal vez donde les duela en el fondo o en lo más hondo a algunos. Ynestrillas es un político antes que nada, así se manifestó siempre, no es óbice que arrastra un trasfondo religioso en su pensamiento -clerical o neo clerical que me diga- , perfectamente reconocible en el progresismo cristiano -de izquierdas, filo/marxista- que hizo eclosión (y tanto estrago) con el concilio vaticano segundo.

 Como lo ilustra la devoción que profesó siempre al padre Llanos, del que dicen que al final de sus días hacía manitas con la Pasionaria en su "choza" del Pozo del Tío Raimundo (donde yo le visité una vez de muy joven) después de haber sido capellán del Frente de Juventudes, y director espiritual del propio Franco incluso (creo) Y lo que concuerda sin duda también con la receptividad del sector ideológico de procedencia del mencionado -los medios falangistas, o franquistas (o todo junto y bien revuelto)- hacia esa nueva (vieja) versión de cristianismo conciliar o posconciliar que acogieron entusiastas, conforme a la tónica dominante por demás (eso es cierto) en el país que tal vez acogió con mayor entusiasmo por no decir con autentica euforia y delirio, la revolución conciliar como si les estuviera especialmente destinada, a los españoles (…)

Y es lo que explica la atonía, qué digo, la indiferencia absoluta que les merecí durante décadas a pesar -de la etiqueta que los medios fatalmente me atribuían (cercana lo menos que se puede decir a la de ellos) en los linchamientos periódicos y recurrentes de los que durante décadas me vi objeto. Ni la menor señal de solidaridad o de empatía de su parte, ya digo. Ni los años que estuve preso en Portugal, ni en las detenciones y procesos que sufrí en Bélgica ni en las repetidas campañas de acoso y difamación de la que me vi blanco, en España o fuera de ella. Nunca. Como si no fuera con ellos, como si yo no fuera, no digo ya próximo ideológicamente a ellos, ni siquiera un compatriota, que se vio malmetido y maltratado de puertas afuera. Como un excomulgado, que es lo que efectivamente soy.

Tras haberse visto acaso algunos de ellos -va a ser eso, sí- perfectamente aleccionados en los colegios de curas en donde aun andaban cuando mi gesto de Fátima (…) Y es lo que sin duda en el fondo da la clave de su actitud para conmigo, y de la barrera de incomprensión que a todas luces me separa de antiguo de Ricardo Saénz de Ynestrillas y de los que le siguen o admiran. Como si la santa hermandad de la Falange -de cuando aún creían en ella- contase (en el fondo) mucho menos para ellos que la obediencia (canónica) al papa de Roma en la que nacieron y vivieron y crecieron y siguen viviendo aunque tal vez no se den cuenta.

Semper ídem. Evolucioné como Ynestrillas, como tantos otros, pero siempre fiel a ciertas constantes que son fáciles de reconocer tanto en mis posturas como en mis escritos. Fiel a mis ideas, a mis convicciones, las de un hombre de palabra y de honor que es lo que soy. Con un sentimiento arraigado en lo más hondo de mi del honor individual y colectivo. Que es lo en que ahora me veo puesto en entredicho por la acusaciones de acoso sexual (sic- -sin pruebas, yen base a acusaciones anonimas (y "confidenciales", que ignoro)- y de la expulsión de la que me vi objeto de la Biblioteca Royale de Bruselas: el honor personal y el honor colectivo de los españoles que encarno (lo quiera yo o no) que se ve a su vez puesto e entredicho desde hace siglos por cima de los Pirineos, por culpa de la leyenda negra anti-españole, de una índole sexual (nótese bien) indiscutible.

Pero eso sin duda que a mentalidades podemistas les resbala olímpicamente, acostumbrados como lo están a verse mimados en los medios extranjeros.  Y que sea mucho pedir pues, el que lo comprendan algunos. Y yo diría mas, y es que el sentimiento de honor que arrastro se confunde también con el ejército español de la victoria, del que Ynestrillas procede y que no deja de vilipendiar de un tempo a esta parte. De un ejercito de la Victoria en el 36-39 que se rindió no obstante a los aliados, por decisión de Franco y por mediación vaticana  en el 45. Y eso explica todo o cas,i y sin eso se explica poco o nada de la historia de España en los últimos setenta años.

Y nada o casi nada desde luego, de la evolución de toda una generación de hijos de vencedores, grosso modo los mismos ye se pasaron armas y bagajes al bando de los vencidos del 36 -ganadores (nota bene) en el 45-, y del propio Ynestrilla como lo prueban su evolución y sus declaraciones recientes; Aunque el caso de Ynestrillas quepa tal vez mencionar también una fase tardía de su trayectoria, y en particular los años que vivió -¿errante, huido?- por tierras de la América ex hispana.

Como si se le hubiera pegado al cuerpo la teología de la liberación de los peronistas de izquierdas (horrresco referens!) que a todas luces frecuentó por tierras del río de la Plata. Porque a fe mía que en ciertos temas habla igual que el papa Francisco, anti-español además de ítalo/argentino

No hay comentarios: