jueves, julio 06, 2017

PAPA FRANCISCO Y EL EFECTO LLAMADA

El efecto/llamada de la prédica y de la gesticulación del papa Francisco, a la luz del día frente a las costas libias, estos últimos meses y semanas, que los responsables políticos se resisten (todavía) en calificar de invasión. Lo que se ve plasmado sobre el terreno en la acción de las ONG humanitarias, entre voces de lo mas autorizadas que las acusan de complicidad y connivencia con las bandas de pasadores y pateristas operando a partir de las costas libias. Un negocio de la compasión -macabro (y sangriento) y fructuoso en extremo a la vez (veintidos mil muertos en lo que va de año)- el que aquellas vienen explotando con la bendición, la caución y el aval supremo del papa Francisco, por su actitud funesta, demagógica e irresponsable en el tema de los refugiados. Que acaba de verse visto contradicha por un cardenal africano, figura en extremo influyente de la Curia
El gobierno italiano incapaz de defender sus fronteras acaba de lanzar -por intermedio de su ministro del Interior- un grito de alarma desesperado, ante el aumento vertiginoso de la afluencia de refugiados -de un dieciocho por ciento en relación con el mismo periodo del pasado año, que conoció ya un fuerte amento con relación al año anterior. Italia se ve así en el cetro del ciclón provocado por esta nueva crisis como lo fue Alemania hace dos años.

La situación ha cambiado radicalmente entre tanto en el continente europeo, tras la evolución acelerada de la guerra en Siria desde hace un año. La ruta de los Balcanes se ve cerrada de un tiempo a esta parte, los países del este de Europa -y en particular el grupo de los Cuatro (de Viségrado) Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia- encabezan desde hace tiempo la postura anti-migración y contra la acogida de refugiados en el seno de la UE, y Austria acaba de anunciar la intervención de su ejército en guisa de respuesta al pedido de ayuda procedente de Italia.

Por su parte Francia y España se vienen portando (por así decir) -piensen lo que piensen algunos jóvenes corresponsales de la prensa española en el extranjero- en lo que al control y defensa de sus fronteras se refiere. Si se le suma el Bréxit viene a completarse un panorama del continente europeo en el que Italia aparece completamente sola, aislada con una opinión publica profundamente dividida en el tema lo mismo que la clase política, como lo ilustran la posición anti-refugiados de partidos como la Liga Norte e incluso (aunque en menor medida) el movimiento Cinco Estrellas (anti-conformistas, de izquierdas) y como lo corroboran recientes comicios municipales donde cuatrocientos alcaldes adheridos al plan gubernamental de repartición de refugiados a nivel local sufrieron sendos descalabros electorales.

¿Pura fatalidad geográfica de su emplazamiento en el centro del mar Mediterráneo, lo que le habrá deparado esta crisis a Italia y los italianos? Está claro que no, y es si se tiene en cuenta un factor que los medios vienen silenciado con el mayor escrúpulo y esmero. Y me estoy refiriendo a los pasturas, y las palabras y los gestos el papa Francisco en la materia, y de sus secuelas inevitables, o en otro términos al efecto llamada de los mismos (“appel d'air” en fórmula consagrada en los medios de lengua francesa en la materia)

Un efecto/llamada que se ver reforzado por la actitud y el papel qe viene jugando las ONG (humanitarias) con la caución y el aval de tantísimo peso que les dispensa el ejemplo papal, y que se ven la puestas ahora la picota ahora con el agravamiento de la crisis. Viéndose acusados de complicidad y connivencia con bandas organizadas de pasadores -y pateristas- operando mayormente a partir de la costas libias, de un país presa del caos mas completo, tras la intervención aliada que trajo consigo el derrocamiento del régimen del coronel Gadafi.

Y al calor el debate? se habrán alzado voces de las mas autorizadas dentro y fuera de Italia acusando a las ONG de haber provocado de forma deliberada el efecto llamada por la simple presencia o el aproximarse de sus navíos y embarcaciones a las costas libias, con ayuda llegado el caso de señales luminosas (sic) o telefónicas. El gráfico no obstante de la procedencia geográfica del actual aflujo de emigrantes a las cosas italianas sitúa en primer lugar a los países del África del Oeste, y de entre ellos, Nigeria -en segunda posición de los países de origen de los refugiados pisándole los talones a la Guinea- el que mas alarma despierta y más interrogantes plantean, teatro privilegiado de le explosión demográfica en curso a escala del planeta, que en un espacio de treinta años ha multiplicado por cuarto su población, que asciende actualmente a ciento ochenta millones habitantes -con lo que supera ya la de los Estados Unidos- para un territorio que no llega en extensión al doble de la Península ibérica.

Una bomba demográfica, ese gigante del África negra -de una población mayoritariamente de religión musulmana- que en el espacio de siete año habrá aumentado su población en veinticinco millones de habitantes. Y no es de extrañar ante una situación tan fuera de control -y el panorama que viene a configurar propiamente aterrador-, que ls señales y voces de alarma se multipliquen, alertando de lo que les parece la mayor amenaza para le estabilidad y la paz mundial en los tiempos venideros. Expresándolo en términos raciales o racialistas -no propiamente racistas (y que se piense lo que se quiera)- cabe decir que el espacio boreal -de raza blanca- se ve directamente amenazado de acabar englutido a corto o medio plazo por la explosión demográfica en curso de los piases del África negra y del Oriente Próximo de confesión musulmana.

Una visión sin duda pesimista en extremo y comparable a la que dejó plasmar el conde de Gobineau en su célebre tratado sobre “la desigualdad de las razas humanas”, que encontraría un eco innegable en la “Decadencia de Occidente” de Oswald Spengler. no menos fatalista y determinista. No compartimos ese pesimismo. El mundo occidental, la civilización europea alberga aun resortes íntimos potentes y decisivos que nos capacitan sobradamente a la hora de enfrentar tan grande desafío.

Aunque haya que incorporar al esfuerzo común zonas del planeta que de una forma u otra son históricamente solidarios de la suerte de nuestra civilización. Como lo es la América ex-hispana (de nuestros culpas y pecados) A condición que consigamos entre todos acallar y hacer oídos sordos a las voces de los profetas de calamidades. Y del que mas fuerte y mas alto se hace oír de todos ellos, a saber el papa de Roma

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